“Monseñor están sin capucha, nos hicieron poner capucha y entraron”. Jorge Luís Celentano
Se da
inicio a la audiencia con la declaración de la testigo Beatriz Fernández
Izaguirre, 75 años, propietaria del hotel de calle Catamarca 2254, que habitaban
Liliana Pereyra y Eduardo Cagnola.
El 7
de octubre del año 1977, siendo aproximadamente las 15,30 o 16,00 hs, “se presentan en mi casa dos jóvenes bajos,
morochos, diciendo eran paramilitares. Los recibió mi marido. Buscaban a
Liliana Pereyra y a Eduardo Cagnola.
Dicen los estamos siguiendo desde hace mucho tiempo y sabemos están acá. Los chicos trabajaban en el puerto. Traían
bolsos grandes, mi marido les dijo acá no hagan líos”.
Mientras la testigo fue a buscar a su hijo a la salida de la escuela, su
marido fue encerrado y esperaron a Liliana y Eduardo, que llegaron al domicilio
aproximadamente a las 18 hs.
Se
los llevaron en “un Peugeot blanco, luego
lo vinieron a buscar a mi marido, tipo 9 de la noche, le dieron unas vueltas
por la ciudad y lo largaron”.
“A los pocos días llamó la familia por
teléfono y mi marido los hizo venir a Mar del Plata para poner al tanto de la
situación”.
“La habitación quedó un desastre, un desorden
total y la abrimos cuando llegaron los padres”.
“Los quise muchísimo, y a la familia
también, eran una monada, compañeros, respetuosos, cumplidores, una maravilla
de chicos”.
Paso seguido presta declaración Daniel Cagnola, 54
años, hermano de Eduardo Cagnola.
“Mi hermano era estudiante de Derecho en La Plata y Liliana también.
Cuando empezaron las desapariciones se vinieron para acá. Trabajaba en la
construcción, en el Estadio Mundial y ella en planta pesquera, luego mi hermano
también fue al mismo lugar”.
“Éramos de Chacabuco, el 15 de octubre
llego una carta devuelta por destinatario desconocido. Mi padre llamó y el
dueño del hotel le dijo por teléfono no podía decirle nada y que baje urgente”.
Por relatos supieron que “el 5 de octubre llegaron personas a Catamarca 2254, les dijeron era de
la Policía o
algo así. Ahí los esperaron, esposaron y llevaron en 2 autos”.
“El 15 de noviembre se presentó un
habeas corpus en Capital y el 5 de diciembre en Mar del Plata”. En febrero del 78 enviaron carta al
Ministerio del Interior y a diferentes instituciones y organizaciones no
obteniendo ningún tipo de respuesta.
“El dueño de la pensión dijo que vio
a mismas personas haciendo un operativo similar y a uno le decían Comisario”.
“La señora de mi hermano estaba
embarazada, por comentarios estuvo en Buzos Tácticos, a Liliana la llevaron a la ESMA a tener familia, después
la devuelven a Mar del Plata y nunca más se supo”.
“El cuerpo de mi hermano nunca
apareció”. Sí el de
Liliana y por pericias se supo había sido fusilada.
El
tercer testigo del día de la fecha fue Jorge Luís Celentano, 73 años, ex
empleado de la Junta Nacional
de Granos.
“Era empleado de la Junta Nacional de Granos, el 3
de mayo de 1976 vinieron gente de Prefectura y m e llevaron al calabozo”. Fue
a plena luz del día y fue trasladado en un Ford Falcon verde. Del mismo lugar se llevaron a Sabaleta
y a Palma.
“Las celdas estaban atrás de la
pared de entrada principal”. En el lugar “estaba acompañado por Molina de Miramar y había otro Sotelo y 2 muchachos
maquinistas navales, uno Jorge Pavlovsky y otro José María Musmeci”.
Recuerda que Pavlovsky fue golpeado en Prefectura, “lo vi pasar gritando y sentí los golpes y
gritos de él”. Menciona que Benítez era quien le pegaba.
“En Prefectura una vez me
interrogaron, conocía a todos, tenía trato con los suboficiales. Quien estaba
en informaciones me interroga”. Le preguntaban por las armas de los sindicatos.
Estuvo
en detenido en Prefectura aproximadamente un mes y luego es trasladado a la
Base Naval de Mar del Plata, encapuchado y
esposado. “Yo estaba en el 1er calabozo, se podía estar parado o acostado, en un
momento aparece una manga y una voz que dice Monseñor están sin capucha, nos
hicieron poner capucha y entraron. Era uno con sotana y con insignias navales.
Lo iban a ver a Lerner y le dijo reconoce tus pecados y rezá, desde ese día
nunca más fui a misa. La madre de Lerner era de la Acción Católica”.
Lerner le relató que habia sido picaneado y le dolían los brazos.
En la
Base Naval fue sometido a interrogatorios
que se basaban, al igual que en Prefectura, “¿en
dónde están las armas?”. En la
Base recibió la visita de su esposa y su padre, “un día me avisan voy a tener visita, voy
encapuchado y apuntado por un fusil delante de familiares, antes me llevaron a
lavar”.
De la
Base Naval fui trasladado a la Comisaría de Madariaga
junto a Sabaleta y Palma y de ahí a La
Plata, hasta que fue liberado el 29 de agosto en la ciudad de
Buenos Aires.
Por
último declara María Graciela Chueque, 61 años, hermana de Marcos quien se
encuentra desaparecido al día de la fecha.
“El 27 o 28 de junio de 1978 tocan timbre de
mi casa, empujan la puerta y suben a empujones buscando a mi hermano y a Sara Ferreyro, ex pareja de Marcos. Mi
hermano habia salido con mi madre, cuando llegan lo esposan y llevan en auto.
Salgo de la habitación y veo todo desordenado. Habían dicho eran de la Policía Federal”. Los
integrantes de la patota estaban vestidos de civil, armados y se movilizaban en
2 vehículos. “Se llevaron grabadores y
dinero”.
La
testigo no pudo visualizar en el momento que junto a Marcos era secuestrada
Irene Molinari, quien era su pareja.
“Se lo llevaban por averiguación de
antecedentes, fuimos a la policía y no lo encontramos, en la noche tocan timbre
y era Irene”, quien le manifestó que por la picana recibida no podía
bañarse.
“Luego empezamos a presentar habeas corpus,
en todos nos decían que no tenia causa y nunca habia sido detenido”.
Marcos era militante de Vanguardia Comunista. Trabajaba en
Metalmecánica.Por Jorge Censi
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